El quebrantahuesos es conocido en algunos lugares como «buitre barbudo«, debido a su plumaje facial; pero en españo su nombre resulta mucho más amenazador. El nombre está bien ganado: el quebrantahuesos rompe los huesos de la presa elegida y devora la médula de su interior. Agrega a este espeluznante talento el hecho de que un quebrantahuesos adulto puede estirarse hasta casi tres metros desde la punta de un ala hasta la otra, y es difícil creer que el formidable pájaro fue realmente borrado de la faz de Andalucía en la década de 1980.
Los quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) revolotearon en abundancia por las sierras de la comarca hasta finales del siglo XIX, cuando su número empezó a decaer con fuerza. Se piensa que en las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas de la provincia de Jaén quedaban cinco parejas en 1956, que fueron desapareciendo una a una durante las décadas siguientes hasta perderse un último ejemplar solitario en 1986.
Tras su extinción en la zona, la Junta de Andalucía comenzó a invertir en la reintrodución del ave. La Fundación Gypaetus, una organización sin fines de lucro que comparte su nombre con la palabra latina para el quebrantahuesos, se estableció con más de 1,5 millones de euros, el 75% de los cuales provino de la Unión Europea.
Se espera que, en un futuro próximo, los quebrantahuesos vuelvan a rodear el pico más alto de la península: el Mulhacén en Sierra Nevada. La Fundación también trabaja para realizar la reintroducción del ave en las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas – las zonas ricas en biodiversidad de Jaén donde se asienta el proyecto- así como en la Sierra de Castril en Granada, entre otras.
El quebrantahuesos fue cazado básicamente hasta su extinción, ya sea como un premio principal de la caza furtiva en sí mismo, o porque se percibía como una «competencia» para los cazadores. La caza de aves rapaces se ha vuelto cada vez menos aceptable en la conciencia pública y en los últimos años se han encontrado muchas menos aves muertas por cazadores.
El quebrantahuesos es generalmente muy sensible a la presencia de humanos, y los signos de invasión humana en las sierras presentan contratiempos para el éxito del programa. Las aves también son propensas a electrocutarse o sufrir lesiones fatales cuando chocan con cables eléctricos en condiciones de poca visibilidad.
Con estos hechos en mente, la Fundación Gypaetus está especialmente preocupada por el teleférico propuesto, el teleférico de gran escala que se propone recorrer entre la ciudad de Granada y la estación de esquí de Sierra Nevada. El teleférico dificultará severamente, si no detendrá, la reintroducción del quebrantahuesos en Sierra Nevada y sus alredores.